martes, 31 de agosto de 2010

¿Que te ha dado el pasado?
¿La fuga que te mira en el espejo?

¿Aquel fantasma que te desbarata?
¿La sombra de tus nubes? ¿La intemperie?

Rápido como el río ha transcurrido,
pero ocurre que el río no envejece,
pasa con sus crujientes y sus ramas,
sus duendes y su cielo giratorio.


Quedaron armoniosos pero inmóviles
tu mayo de piedad, tus artilugios,
todo el prodigio se volvio espesura
y la espesura se lleno de tedio.


Ya no llueve en tu olvido,
nisiquiera en tu pobre redoma ó en las tapias,
aunque el pasado está escondido y lejos
no tienes más remedio que mirarlo...




M.B

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Te busco, amor, en la vigilia y cuando duermo. En el pasado de mi vida, en el a-tiempo. Recorro gaviotas que me han prometido una respuesta. Golpeo soledades por si acaso sean tu escondite.
Y la sangre, la sangre de estos puños lastimados. Desde la biblioteca Pablo me ofrece veinte poemas que te nombran. Pero sigue el silencio.

Te busco, amor, en la pertinaz indiferencia de los días. En el dolor. La mordedura.
En la inabarcable zozobra de todo lo imposible.


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