domingo, 19 de septiembre de 2010

Si alguien les pregunta por él,
díganle que quizá no vuelva nunca o que si regresa
acaso ya nadie reconozca su rostro;
díganle también que no dejó razones para nadie,
que tenía un mensaje secreto, algo importante que decirles
pero que lo ha olvidado.
Díganle que ahora está cayendo, de otro modo y en otra parte del mundo,
díganle que todavía no es feliz,
si esto hace feliz a alguno de ellos; díganle también que se fue con el
corazón vacío y seco
y díganle que eso no importa ni siquiera para la lástima o el perdón
y que ni él mismo sufre por eso,
que ya no cree en nada ni en nadie y mucho menos en él mismo,
que tantas cosas que vio apagaron su mirada y ahora, ciego, necesita del
tacto,
díganle que alguna vez tuvo un leve rescoldo de fe en Dios, en un día de
sol,
díganle que hubo palabras que le hicieron creer en el amor
y luego supo que el amor dura
lo que dura una palabra.
Díganle que como un globo de aire perforado a tiros,
su alma fue cayendo hasta el infierno que lo vive y que ni siquiera está
desesperado
y díganle que a veces piensa que esa calma inexorable es su castigo;
díganle que ignora cuál es su pecado
y que la culpa que lo arrastra por el mundo la considera apenas otro
dato del problema
y díganle que en ciertas noches de insomnio y aun en otras en que cree
haberlo soñado,
teme que acaso la culpa sea la única parte de sí mismo que le queda
y díganle que en ciertas mañanas llenas de luz
y en medio de tardes de piadosa lujuria y también borracho de vino en
noches de lluvia
siente cierta alegría pueril por su inocencia
y díganle que en esas ocasiones dichosas habla a solas.
Díganle que si alguna vez regresa, volverá con dos cerezas en sus ojos
y una planta de moras sembrada en su estómago y una serpiente enroscada
en su cuello
y tampoco esperará nada de nadie y se ganará la vida honradamente,
de adivino, leyendo las cartas y celebrando extrañas ceremonias en las
que no creerá
y díganle que se llevó consigo algunas supersticiones, tres fetiches,
ciertas complicidades mal entendidas
y el recuerdo de dos o tres rostros que siempre vuelven a él en la
oscuridad
y nada.

martes, 7 de septiembre de 2010


Estás alicaído, estás dudando,
no te alcanzan las pruebas ni las preces,
cada Dónde te ofusca, y cada Cuándo.

Recorres el confort, las estrecheces
que quedaron atrás y es razonable
que reclames la vida que mereces,
las ventanas en paz, el techo estable.
Pero yo, te confieso, prefería
(¿cómo querés hermano, que te hable?)

cuando tu vieja angustia estaba al día
con la amgustia del mundo, cuando todos
éramos parte en tu melancolía.

Sé qué polvos trajeron estos lodos
pero saberlo no es la mejor suerte.
Invetaré quién sos. De todos modos,
inventarte es mi forma de creerte...
M.B

lunes, 6 de septiembre de 2010

Con Algún Espacio En Blanco... Tres ó Cuatro Disimulos..


Si, claro claro, donde mierda se creen que están?
Que se creen que lo que hay es lo que está? Manga de incoscientes..
Así que ustedes confian en sus zapatos? Bueno, malas noticias:
Los pies a veces tienen ganas de que los resquen, y si no los rascas te dejan a pata.
Pero Quien, quien sabe donde?
Vos sabes donde duerme la fugazza?
Vos sabés donde quedan los mejores besos que diste?
Vos sabés donde el aguila esconde el cognac?
Vos sabes donde quedó el mantel de la mesa que nunca estuvo servida porque se te piantaron los mosos, y te quedaste comiendo de parado, las migas de las sobras de la vianda del olvido?
Aahhh!! No sabés?!
Vos sabés que la naríz queda arriba de la boca y al contrafrente está la nuca, eso lo sabés,
y sabés que dos por tres hay q baldear el patio, eso lo sabés,
pero no sabés nada mas... yo si sé.
Sabés que sé? que nadie sabe dónde...


Cruel el invierno desploma su tristeza sin piedad.
Con arrugas bienvenidas
Con miserias de dos plazas
Con las vacunas vencidas
Con estas ganas haraganas
Sin saber que regalarte
Sin la gracia que pensabas
Sin los trenes que te dije
Y sin, si ya sé, mucho esmero en la batalla

Sé que sólo soy la sombra del bostezo de un príncipe azul
pero todos mis desastres andan cortos de salud
Y si soy primo lejano de lo que te prometía ser
vos sabés, tampoco el mundo hace las cosas demasiado bien…

Con mi mal humor porteño
Con algún espacio en blanco
Tres o cuatro disimulos
y,sin querer, estos besos con lumbago

Sé que sólo soy la sombra del bostezo de un príncipe azul
pero todos mis demonios andan cortos de salud
Y si soy pariente pobre de lo que te prometía ser
vos sabés, tampoco el mundo hace las cosas demasiado bien…

Cuando el olvido pida “mesa para dos”
que sea con champagne y sin posdatas
Decime cielo, ¿Cómo cruzo hasta tu corazón
con este ejército en retirada?

Sé que sólo soy la sombra de la sombra de un príncipe azul
pero juro que mis miedos andan cortos de salud
Y si soy primo lejano de lo que te prometía ser
vos sabés, tampoco el mundo hace las cosas demasiado bien…

miércoles, 1 de septiembre de 2010


No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide:

las espinas hasta el hueso.

Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.
J.C.
Te busco, amor, en la vigilia y cuando duermo. En el pasado de mi vida, en el a-tiempo. Recorro gaviotas que me han prometido una respuesta. Golpeo soledades por si acaso sean tu escondite.
Y la sangre, la sangre de estos puños lastimados. Desde la biblioteca Pablo me ofrece veinte poemas que te nombran. Pero sigue el silencio.

Te busco, amor, en la pertinaz indiferencia de los días. En el dolor. La mordedura.
En la inabarcable zozobra de todo lo imposible.


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