sábado, 5 de diciembre de 2009


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

En algún lugar al que nunca he viajado,
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio: En tu gesto más frágil
hay cosas que me encierran
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.

Con solo mirarme, me liberas.
Aunque yo me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo tras pétalo mi ser,
como la primavera abre con un toque diestro
y misterioso su primera rosa.
O si tu deseo fuera cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos muy bella, repentinamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cuidadosa cayendo por doquier.

Nada que hayamos de percibir en este mundo
iguala la fuerza de tu intensa fragilidad,
cuya textura me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
Ignoro tu destreza para cerrar y abrir pero,
apenas algo en mi comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas...
Nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas.

domingo, 29 de noviembre de 2009


Cuando cada día al amanecer uno despierta soñando y creyendo que ese día será mágico,
y ya vestidos para salir a la escuela, al trabajo o a donde debamos ir, salimos;
cuando al salir comprobamos que el día no comenzó tan bien como imaginamos,
pensamos que al llegar al lugar de indicado todo empezará a estar mejor, que no depende del clima que nuestro día sea bueno; cuando por fin llegamos a ese lugar tan esperado durante el viaje descubrimos que el día ahí no es tan bueno y entonces creemos q ahora si todo está perdido, que ya nada va a hacer que sea mágico; cuando de pronto se enciende una luz en nosotros, pensamos que fuera de allí hay otras cosas, amigos, familia, lugares para recorrer, sentimos que aún queda esperanza; mientras esperamos que por fin toque la señal de salida de lo que hoy fue una cárcel para cada uno de nosotros, imaginamos como continuará el día ,
cuando al fin salimos, y al llegar a casa todo es diferente a lo que soñamos. La familia no está o quizá está pero no lo sentimos así, amigos no hay o tal ves los hay pero no podemos contar con ellos, y lo peor aún los lugares por recorrer se agotaron.
Entonces comprendemos lo pequeños que somos y lo peor de todo, descubrimos que al nacer nacemos solos y que al morir también lo haremos solos, no importa cuanta gente te rodee.Ya no importa que corra el calendario, porque ya no queremos despertar, para sentir una vez más el vacío de la soledad...

viernes, 9 de octubre de 2009

Por Las Dudas Te Espero Deletreándote Al Amanecer ...


Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabé la mirada constante,

la palabra precisa, la sonrisa perfecta.


Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,para no verte tanto, para no verte siempreen todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores...
Te busco, amor, en la vigilia y cuando duermo. En el pasado de mi vida, en el a-tiempo. Recorro gaviotas que me han prometido una respuesta. Golpeo soledades por si acaso sean tu escondite.
Y la sangre, la sangre de estos puños lastimados. Desde la biblioteca Pablo me ofrece veinte poemas que te nombran. Pero sigue el silencio.

Te busco, amor, en la pertinaz indiferencia de los días. En el dolor. La mordedura.
En la inabarcable zozobra de todo lo imposible.


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