domingo, 11 de julio de 2010


Quisiera ser una gota de sal
nacer en tu piel una y mil veces.
Quisiera ser un amanecer
para llenarte de mi cada vez que despiertes.
Quisiera ser un amanecer
volverme luz en tus ojos cuando despiertes.

Quisiera ser amo y único dueño del tiempo
y llevarlo al encuentro contigo.
Quisiera ser el final del camino
para tener preparados y cumplidos tus sueños.
Quisiera ser el final del camino
y adonde quiera que vayas ser tu destino.

Quisiera ser los poemas del Alba,
llegar a ti y beber tu rocío.
Quisiera ser ecos en el silencio
cuando tu alma se vuelva huracán dentro mío.
Quisiera ser en tus sueños la estrella fugaz
cargarte en mis alas, llevarte conmigo.

Quisiera ser la caricia en el río
que llega cantando y se seca en tus manos.
Quisiera ser ese beso soñado
que sacude tu cuerpo y abre tus sentidos.
Quisiera ser ese beso soñado
y para siempre en tu boca quedarme dormido


Quisiera darte una rosa en el viento,
que lleve los pétalos que te enamoran
Quisiera ser el lucero que asoma,
Iluminarte en la noche y besarte la sombra
Quisiera ser el lucero que asoma,
Ser el testigo de tu alma cuando me nombra...

A.P



Te busco, amor, en la vigilia y cuando duermo. En el pasado de mi vida, en el a-tiempo. Recorro gaviotas que me han prometido una respuesta. Golpeo soledades por si acaso sean tu escondite.
Y la sangre, la sangre de estos puños lastimados. Desde la biblioteca Pablo me ofrece veinte poemas que te nombran. Pero sigue el silencio.

Te busco, amor, en la pertinaz indiferencia de los días. En el dolor. La mordedura.
En la inabarcable zozobra de todo lo imposible.


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